Buenos días a todos.
Como ya sabéis, soy dietista-nutricionista y entre las muchas de las facetas que tenemos en nuestra profesión, a la que yo dedico la mayor parte de mi tiempo laboral es a pasar consulta de nutrición.
Es donde más he aprendido, no solo a tratar con distintas patologías y a elaborar dietas de todo tipo; sino a «lidiar» (muchos compañeros me entenderéis, y sabréis que no exagero al usar este verbo) con algún que otro paciente que te pone las cosas un tanto complicadas.
Hoy la entrada recopila las consultas más frecuentes (alguna no tan frecuente, ¡gracias a Dios!) con las que me encuentro a diario y espero que sirva para aclarar algunas cuestiones, y también para mostraros un poco más acerca de nuestra labor. Son frases textuales que he ido apuntando durante una temporada, así que son totalmente verídicas
Caso 1
-Paciente: «¿Cuánto calculas que voy a perder de aquí a un mes?»
Esta es una consulta bastante recurrente y que sinceramente, me irrita bastante pues se suele tratar de pacientes que quieren «quitarse de en medio rápidamente el peso», hacer alguna que otra burrada y no cambiar de hábitos a largo plazo. Yo siempre les respondo lo mismo: «no soy pitonisa ni adivino el futuro, así que eso depende más de tu constancia y cambio de chip que de un número sin más».
No se puede generalizar, pero normalmente lo ideal es perder entre 500 gr. y 800 gr. a la semana, todo depende de la cantidad de peso que se necesite perder; del acúmulo de grasa y dónde se localice y del estilo de vida que se lleve a cabo.
Caso 2:
– Paciente: «No me gusta cocinar, si me haces una dieta con platos muy elaborados no la voy a poder cumplir».
De todos es sabido que si cocinamos nuestros propios alimentos, además de añadir lo que nosotros sabemos que es bueno, estamos empleando (normalmente) alimentos reales. Sucede todo lo contrario al uso de alimentos precocinados, procesados o ya elaborados. Estos últimos como todos sabemos, aunque parece que no a todos nos importa, son de muy bajo nivel nutricional, aportándonos en mayor medida grasas trans, azúcares simples, sal…o lo que es lo mismo, dejando de aportarnos proteínas de alto valor biológico, grasas insaturadas, vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes, carbohidratos complejos…propios de los alimentos frescos.
Fuente: Google
Por tanto, además de hacerles ver esta realidad, intento hacer recetas sencillas, con preparaciones culinarias como plancha, microondas…para que entiendan que si no se cocina, es casi imposible llevar un estilo de vida saludable.
Caso 3:
– Paciente: «En el trabajo no paro. ¿Tan importante es que haga ejercicio? ¿Con hacer la dieta bien no basta?»
Les suelo responder que sí que es tan importante hacer ejercicio y que no, no basta con hacer bien la dieta. El tener un trabajo moderadamente activo no significa que se haga ejercicio físico de forma regular. Quiere decir que no estás tanto tiempo sentado. Punto.
En esta
entrada de hace algunos meses, os explico la importancia de combinar ejercicio físico con alimentación saludable.
Caso 4:
– Paciente: «Yo vengo aquí por mi marido, para que me deje tranquila. Yo no estoy nada motivada para hacer esto».
La primera frase es lapidaria para cualquier profesional y más, cuando se trata de la salud de cada uno; de la cual antes que nadie, debería preocuparse uno mismo y no hacerlo por los demás.
Estos pacientes, que además vienen desmotivados, suelen abandonar el asesoramiento pasadas unas semanas a pesar de haber perdido peso, ya que les supone mayor esfuerzo alimentarse bien que el beneficio de ganar en salud. Triste, muy triste.
Caso 5:
– Paciente: «Este fin de semana lo tengo a tope: el jueves cena con amigos, el viernes un cumpleaños, el sábado una despedida de soltero y el domingo, ya sabes que me gusta tomarme mi vermucito».
Partimos de la base de que para ciertos pacientes la semana tiene 3 días y el fin de semana, 4 (como es este caso), y eso ya es empezar mal. Si que es verdad, que por causas ajenas, a veces, todo se pone en contra y se juntan los eventos. Pero ahí es cuando entran en juego tu fuerza de voluntad y tus prioridades. Todos alguna vez tenemos que decir que no a algo que nos apetece porque va en nuestra contra. Pues en este caso sucede lo mismo. De esos cuatro acontecimientos, habrá alguno que no pase nada por que te lo pierdas. Así que yo suelo hacerles ver que no todo tiene que girar en torno a la comida, y que por no ir a cenar con unos amigos un día, no pasa nada. Puedes verles después de la cena. O que el vermucito que tanto nos gusta, solo aporta un placer efímero, y que se puede pasar sin él. Y sí lo reconocen.
Caso 6:
– Paciente: «Si esta quincena lo he llevado genial. No me he pasado nada, he seguido la dieta en su totalidad y he hecho tres días a la semana ejercicio, ¿por qué he bajado tan poco de peso?»
Hay algunos pacientes que te dicen eso y que sabes ya, porque les vas conociendo, que ni está hecha tan bien la dieta, ni han hecho tantos días ejercicio ni han sido tan pocos los excesos.
Foto: Keep calm and love nutrition
Pero en otros pacientes en los que la bajada de peso ha sido muy gradual y constante, esto suele tener una explicación lógica: si bajamos grasa y cogemos masa muscular, el peso apenas se va a mover. Es como una balanza. Si ambos parámetros suben, subiría el peso; si bajan, bajaría el peso. Pero si uno sube más o menos lo mismo que el otro, el peso va a mantenerse. Eso sí, lo ideal es que sea la grasa la que baje y la masa muscular la que suba, lógicamente; pues en ese caso, será cuestión de días que el peso vuelva a bajar.
Y a continuación, una caso concreto, por suerte, nada habitual que trabajé hace muy poco:
Caso 7:
– Paciente: «Tomo de tres a cinco Coca-colas al día, porque he dejado de fumar y es lo único que me quita la ansiedad. No me las quitarás, ¿no?»
Imaginaos mi cara al contarme esto. Entiendo que dejar de fumar, como cualquier «vicio», genera unos estados de ansiedad que solo quien lo lleva haciendo muchos años y lo deja, es capaz de sentir. Puedo llegar a entender que tiremos de azúcar, pues es el que mayor bienestar nos genera en el menor periodo de tiempo. Pero de ahí, a que tomemos esa elevada cantidad de refresco diario y que encima me advierta que no se la quite, es de traca.
Los refrescos no contienen ningún nutriente de calidad, solamente poseen azúcares, cafeína en algunos casos y sustancias artificiales, por lo que al organismo única y exclusivamente le aportan calorías vacías y una adicción, como en este caso incontrolable.
Fuente: Google
¿Qué tenemos aquí? Una persona que se ha quitado un «vicio» como es el tabaco, y se ha enganchado a otro. ¡Vaya solución!
En este caso, mi recomendación fue que fuera disminuyendo progresivamente la cantidad y conseguimos que se tomara 2 refrescos a la semana. Algo es.
Espero que os haya resultado interesante la entrada de hoy. Iré recopilando más consultas para traéroslas y que las podamos comentar si queréis, entre todos. Por cierto, si alguien está interesado en mi trabajo, sólo tenéis que pinchar
aquí.
Un saludo!